Las alarmas privadas son una herramienta cada vez más utilizada para garantizar la seguridad de hogares y negocios, pero no todas son igual de seguras. Estas alarmas pueden ser activadas en caso de robo, intrusión, incendio u otras situaciones de emergencia y existen distintos grados de seguridad para garantizar su correcto funcionamiento y evitar falsas alarmas.

Algo muy importante a tener en cuenta: todos los sistemas conectados a una Central Receptora de Alarmas deben ser de Grado 2 o Grado 3 como mínimo a 31-12-2023, por lo que muchos deben actualizarse.

¿Qué es el grado de seguridad?

El grado de seguridad de la alarma es una medida que indica el nivel de fiabilidad y resistencia del sistema y los elementos que componen una alarma, como sensores, detectores o centrales de control.

Los distintos grados de seguridad de los sistemas establecen una gradación progresiva en función del riesgo, la naturaleza y características del lugar en el que se va a efectuar la instalación y la obligación, o no, de estar conectados a una central de alarmas o centro de control.

A la hora de elegir un sistema de alarma debemos tener en cuenta cuál se ajusta más a nuestras necesidades en función del grado de seguridad que deseemos o del grado que sea obligatorio por ley para nuestro negocio.

¿Cuántos grados de seguridad existen en las alarmas? ¿Hay alguno obligatorio?

En España, las alarmas privadas se clasifican en cuatro grados de seguridad, establecidos por la Norma UNE-EN 50131.

Esta Norma europea establece cuatro grados para los sistemas de alarma, los cuales tienen prioridad sobre cualquier regulación nacional. La Orden INT/316/2011 del Ministerio del Interior, que regula los sistemas de alarma en el ámbito de la seguridad privada en España, se basa en esos cuatro rangos y establece los siguientes niveles o grados de seguridad:

Grado 1, riesgo bajo:

Alarmas dotadas de señalización acústica no conectadas a una Central Receptora de Alarmas o Centro de Control.

Este grado 1 de seguridad se utiliza para instalaciones con un riesgo bajo de intrusión. Las alarmas de grado 1 no están comunicadas con una Central de Alarmas y suelen contar con elementos básicos de detección, como sensores de movimiento y contactos magnéticos. Al no estar conectadas a una Central o Centro Receptor no permiten una verificación externa de la intrusión.

La Central Receptora de Alarmas, CRA, es un centro de control en el que los especialistas en seguridad verifican y analizan todas las señales y saltos de alarma y dan aviso a las autoridades o servicios de emergencia en caso necesario.

Grado 2, riesgo bajo-medio:

Están conectadas a una Central Receptora de Alarmas y cuentan con detectores de movimiento, alguno con cámara de vigilancia que permite obtener imágenes en tiempo real si se produce un salto de alarma.

Este grado de seguridad se suele utilizar para instalaciones con un riesgo medio de intrusión, como viviendas con jardín o terraza y negocios con acceso desde la calle.

Las alarmas de grado 2 necesitan comunicar con una Central de Alarmas para verificar la alarma y pueden contar con elementos de detección más avanzados, como detectores de rotura de cristal, videoverificadores o sensores de apertura de puertas y ventanas.

La principal ventaja es que, al estar conectadas con un centro de control o empresa de seguridad, permiten el aviso inmediato a la policía en caso de intrusión o daño a la propiedad.

Grado 3, riesgo medio-alto:

Las alarmas de grado 3 se encuentran destinadas a establecimientos obligados a disponer de medidas de seguridad, así como a otras instalaciones comerciales o industriales a las que, por su actividad u otras circunstancias, se les exija disponer de conexión a central de alarmas o a un centro de control.

Deben contar con elementos de detección más sofisticados, como sensores de movimiento con doble tecnología, un sistema de videovigilancia que permita la verificación de las señales, la imposibilidad de que la alarma sea neutralizada con inhibidores o enmascaramiento y conexión a una Central de Alarmas autorizada con doble vía de comunicación.

Indicadas para instalaciones industriales (con bienes de gran valor), almacenes o cualquier negocio sensible en términos de seguridad (transporte y logística, lujo en general…).

Este grado de seguridad se utiliza también para instalaciones con un riesgo alto de intrusión, como viviendas en urbanizaciones o negocios con múltiples accesos.

Hay negocios que, por ley, obligatoriamente, deben tener instalados sistemas de seguridad; algunos de ellos son:

• Farmacias.
• Joyerías.
• Entidades bancarias y crediticias.
• Administraciones de lotería.
• Gasolineras, estaciones de servicio.
• Despachos de apuestas.
• Salones de juego y salas de bingo (distintas exigencias en función de su tamaño).
• Establecimientos de compra-venta de oro.
• Galerías de arte.
• Tiendas de antigüedades.
• Museos.
• Mutuas.
• Empresas de seguridad privada.
• En general, cualquier negocio en el que existan productos o mercancías muy peligrosas o adictivas.

Además, algunos de estos establecimientos deben contar por ley con sensor sísmico y caja fuerte construida con material de Grado 4, que deberá estar anclada si su peso es inferior a 2.000 Kg.

A mayores, en las instalaciones pueden colocarse botones de aviso de emergencia (botones de atraco o pánico), detectores de temperatura y humo, cañones de niebla o habitaciones seguras, por ejemplo.

Grado 4, alto riesgo:

Destinado a instalaciones críticas y a lugares que, por ley, deben tener una alarma homologada de este grado:

• Industrias nuclear y química.
• Instalaciones de tipo militar.
• Instalaciones relacionadas con la energía, la salud y el agua (como una potabilizadora, por ejemplo).
• Empresas de seguridad de depósito de efectivo, valores, metales preciosos, materias peligrosas o explosivos.
• Instalaciones de la administración, tributarias, financieras y de investigación.
• Otros sectores clave, como transporte o alimentación, por ejemplo.

Tipos de sistemas de seguridad que ofrece Seguridade A1:

Seguridade A1 comercializa sistemas de los grados 2, 3 y 4, conectados a nuestra propia Central Receptora de Alarmas y personaliza todas las instalaciones para garantizar el máximo grado de seguridad y eficiencia.

Alarmas inalámbricas:

Las alarmas inalámbricas son las más populares actualmente por su eficiencia y rápida instalación sin obras. Conectan los sensores con el panel de control a través de señales, normalmente radiofrecuencia.

Pueden adaptarse fácilmente a cualquier tipo de vivienda y sede de negocio (incluso en lugares de difícil acceso); se instalan rápido y el acabado es muy discreto. La mayoría permite acoplar sistemas de videovigilancia adicional para controlar zonas específicas del negocio u hogar.

Alarmas cableadas:

Las alarmas cableadas se caracterizan por conectar los sensores y el panel de control a través de cables. Resisten más eficientemente algunos intentos de boicot (como los inhibidores), aunque la instalación puede ser algo más larga y costosa. Suelen usarse para la protección de áreas industriales, empresas, fábricas, granjas, fincas o almacenes con un perímetro a cubrir mayor.

También cabe la posibilidad de instalar un sistema híbrido, con conexión tanto por cable como por señal inalámbrica.

Estos dos tipos de sistemas se mantienen con cuotas.

Las alarmas con cuotas hacen referencia a las alarmas que necesitan del pago de una cuota mensual para seguir funcionando. El pago de cuotas garantiza principalmente dos cosas: por un lado, la conexión con la Central Receptora de Alarmas (CRA) de manera constante y, por otro lado, un mantenimiento periódico de la alarma, que garantiza que los detectores funcionan correctamente y que la conexión con la CRA es constante y correcta.

Normativas a tener en cuenta para los sistemas de seguridad:

• Orden INT/316/2011, sobre funcionamiento de los sistemas de alarma en el ámbito de la seguridad privada.
• Norma UNE-EN 50131-1 y concordantes.

Las legislaciones española y europea establecen un cambio de normativa para las instalaciones de alarma que, después de haberse beneficiado de una moratoria, establecen que a 31-12-2023 es obligatoria la instalación de equipos homologados y que todos los sistemas conectados a Central Receptora de Alarmas deben ser de Grado 2 o Grado 3 como mínimo, por lo que muchos deben actualizarse.

• Medidas para la protección del patrimonio inmobiliario y contra la ocupación ilegal de viviendas.

Detectar un caso de okupación es especialmente importante porque se está cometiendo un delito de allanamiento de morada, según el artículo 202 del Código Penal (CP). Pero, si las personas okupas tienen algún documento que acredite que viven ahí, como un recibo de la luz o del agua, la policía no puede entrar a valorar quién vive en esa vivienda y efectuar un desalojo inmediato, sino que ya debe hacerlo un juez, con lo que la recuperación de la vivienda se complica y retrasa. Más información aquí.

De ahí que las alarmas conectadas a CRA con videoverificación y aviso inmediato a policía jueguen un papel importante para luchar contra estos delitos.

Además, las distintas legislaciones autonómicas establecen diferentes herramientas contra la ocupación ilegal de viviendas.

En resumen, en España existen cuatro grados de seguridad para las alarmas privadas, que se adaptan a las necesidades de cada tipo de instalación y garantizan un nivel de protección adecuado frente a posibles intrusos o situaciones de emergencia.

A la hora de elegir una alarma, es importante tener en cuenta el grado de seguridad adecuado para cada caso, así como la calidad de los elementos que componen el sistema, para garantizar su correcto funcionamiento y garantizar tu seguridad.

Ten también en cuenta las posibles exigencias de tu compañía aseguradora a la hora de instalar el sistema de alarma. Muchas veces, las compañías aseguradoras condicionan las pólizas al grado de seguridad de la alarma, por lo que te recomendamos que lo consultes antes de contratar o adquirir tu sistema.

En caso de que la ley exija un sistema de seguridad de un determinado grado para tu establecimiento, la falta de cumplimiento podría conllevar una sanción económica en caso de ser inspeccionado.

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